···Nos encontramos en el extremo nororiental de la provincia de Burgos, en un valle de fuerte personalidad histórica y geográfica. Tobalina limita al sur con La Bureba, al oeste con Cuesta Urria y por el este con tierras de Miranda. Los valles alaveses de Valderejo y Valdegovía comparten al norte con él la sierra de la Arcena o Usar. Resulta, pues, un enclave entre la Meseta, Vascongadas y la Rioja, participando de todas sus características.

Tobalina ocupa una franja triangular de las Montañas de Burgos, que se ensancha de este a oeste, y que comprende el espacio transversal dejado por la sierra de la Arcena y la Llana-Obarenes. El llamado antiguamente fondón de Tobalina se encuentra atenazado por la unión de ambas cordilleras en Sobrón, sólo horadadas por el Ebro y la carretera de Miranda. En el extremo opuesto del Valle los límites son también naturales, aunque menos marcados, lo que explica unas mejores comunicaciones, así como el que la linea de demarcación haya cambiado en diversas ocasiones. Mientras la unión o segregación del Valle a la ciudad de Frías tiene una explicación fundamentalmente histórica, su separación del Partido de la Sierra se debe a motivos de aislamiento y falta de buenas comunicaciones.

Tobalina abarca 16.919 hs. de extensión. Su altitud media oscila alrededor de 568 ms. La distancia a Villarcayo [capital judicial] es de 35 kms. y a Burgos [capital provincial] de 86 kms. Quintana Martín Galíndez es la cabeza administrativa····

··CLIMA_

Tobalina es un valle húmedo. Las precipitaciones le asemejan más a un clima húmedo que a un clima meseteño, siendo un espacio de transición entre ambos. En el centro del valle el resultado pluviométrico es parecido al de Medina o Villarcayo, superándoles en regularidad y a veces en cantidad. La nieve cubre todos los años durante días los campos a punto de mostrar ya los primeros brotes de trigo.

Las temperaturas oscilan entre los 5 y 10 grados del invierno a los 25 de media en verano. La humedad origina un tapiz de espesa vegetación que cubre sobre todo los caminos menos transitados.

En las escasas zonas de monte bajo, aún permanece la encina y el pino. las hayas poblaron hasta hace un siglo la vertiente norte de los Obarenes, pero su excesivo aprovechamiento por los pueblos de Sopellano acabó con ellas. El matorral está representado en el Valle por el acebo, los bujedos, el helecho y abundante maleza. Curiosamente, la gran evaporación del pantano de Sobrón como consecuencia de la diferencia de temperatura con las aguas procedentes de la refrigeración de la central nuclear ha producido en su contorno un alto grado de humedad que ha favorecido el rápido crecimiento de la vegetación y hasta ha alterado en parte la fauna.

Estos últimos años han visto desaparecer cierto tipo de animales atacados por los herbicidas y la quema de rastrojos. Al mismo tiempo, el no aprovechamiento de la leña de los montes y el abandono de algunos pueblos han propiciado el aumento de la caza, especialmente el jabalí

··HIDROGRAFÍA_

Nos encontramos en el alto Ebro. Tras salvar entre montañas el valle de Valdivielso, el Ebro gira bruscamente hacia el norte, formando un ángulo recto, para horadar la sierra de la Llana en linea transversal. En Trespaderne tuerce de nuevo, iniciando un lento recorrido por el sector más meridional de Tobalina. El freno que es el desfiladero de Sobrón explica que recorra desde Palazuelos


perezosamente las tierras del Valle formando amplios meandros cuyos depósitos de arrastre se usan para el cultivo. El recorrido apretado al sur ha dejado breve margen a las tierras aprovechables en las villas del Sopellano, mientras que en el lado opuesto ocurre lo contrario. Al abandonar Tobalina, el Ebro lleva ya un caudal considerable.

Al padre Ebro van a parar numerosos arroyos o riachuelos, aprovechados exhaustivamente en el regadío o la molturación desde los primeros momentos de la repoblación. El más caudaloso es el Jerea o Losa, que desemboca en Palazuelos. El Purón es el más pequeño, pero muy interesante. Otros cauces menores son el Molinar, el Antorquiz y el arroyo del Somo.

La composición calcarea del terreno queda también manifiesta en los numerosos términos denominados 'paúl' [laguna] que aparecen en casi todos los pueblos

··POBLAMIENTO_

La mayoría de los pueblos se hayan a pie de monte probablemente porque en su fundación primó el sentido defensivo y el aprovechamiento de los recursos montañosos. Otra explicación sería el deseo de conseguir bases saneadas para las viviendas, en sitios altos y sobre roca viva. Siempre se buscó el fácil acceso al agua.

Prácticamente todos los pueblos presentan la misma estructura:: se desarrollan a lo largo de caminos y ríos. Su distribución en barrios puede estar señalada por un río o o por un espacio libre en el que se incluyen huertas y eras. El centro coincide con la plaza o plazuela en la que destacan las mejores edificaciones y es el centro neurálgico. Los espacios divisorios entre lugares son los peores terrenos, normalmente montes bajos comunales.

La casa típica es la casa-bloque de planta cuadrada. En su construcción entran fundamentalmente la piedra, la madera, el barro y el yeso. Son viviendas sólidas, amplias y altas. La planta baja ha estado ocupada tradicionalmente por los animales. Encima vienen las habitaciones, que reciben el calor del ganado y sus malos olores. Sobre ellas suele haber otro piso en el que está la cocina, tipo castellana, y que cuando desaparece el ganado se traslada a la planta baja. Finalmente viene el desván o payo. El tejado suele ser a cuatro aguas y se apoya en voladizos de tipo castellano o morisco con variedad de molduras. Las antiguas puertas dieron todas a la calle principal. Los balcones no faltan y siempre que es posible se orientan al sur. Sobresalen ligeramente de la vertical de los muros para el secado del maíz y la ropa. El resto de los vanos se distribuyen irregularmente por los muros, escaseandoen la parte norte. Jambas, dinteles y dovelas destacan por el perfecto acabado de su sillería. Nunca falta un pajar adosado o aislado para el ganado, aperos y cosechas.

Hay claras influencias vascas y montañesas. Las mejores construcciones son del siglo XVIII y están frecuentemente blasonadas, indicando la pertenencia de sus dueños a la baja nobleza local